Su etimología dice que, los atributos de Noemí, entre otras cosas, son la amabilidad, la gentileza, la dulzura y la afabilidad; no puedo estar más de acuerdo, pero yo añadiría el tesón y la creatividad, y también la rebeldía.
Noemí tuvo una pubertad marcada por un execrable hecho, el cual le infundió un carácter rebelde y despreocupado y un poco, me atrevería a decir, atormentado, lo cual achacamos a la edad; tampoco había otro motivo o no lo supimos ver ya que, entonces, el tema del bullying y el abuso sexual no estaba a la orden del día como hoy.
Tampoco nos lo hizo saber; a mí personalmente me lo confesó hace un par de años, que había sufrido abuso sexual en un entorno casi-familiar.
Pero a pesar de su enorme problema, que tuvo que superar ella sola, sin ayuda familiar ni psicológica, hasta hace tres años que decidió buscar ayuda.
Afortunadamente, en lugar de optar por opciones fáciles y peligrosas, optó por el camino de la vida.
Ahora su lucha valiente y de principios, que espero le hayamos inculcado en nuestro hogar, ha valido la pena y hoy es una mujer con un trauma perfectamente controlado, que tiene una familia que la apoya y la adora, y que ha emprendido un maravilloso camino para ayudar a todas las personas que hayan sufrido o sufran abusos de unos desalmados, que todavía por desgracia se producen demasiados casos, aprovechando su triunfal experiencia.
Tu padre que te adora.